sábado, 17 de octubre de 2009

Sociedad en busca del Destino o …la nada como alternativa.


“Serás lo que debas ser o …"- la frase sanmartiniana concluía con un- “o no serás nada”, pero puestos en el terreno de analizar la orientación vocacional de los jóvenes de hoy, la frase parece haber trocado un sentido de valores … la nada es la opción mas recurrente a la hora de ver el destino.

Es muy común tanto en el aula como en el consultorio encontrarnos con un ya clásico rostro compuesto por una mezcla de desconcierto, misterio y hasta intolerante indiferencia a la hora de la pregunta: “y que tenés pensado seguir estudiando” a un joven que esta cursando el último año de su Polimodal o secundario.


¿Que habrá pasado con aquella vocación infantil nacida del juego y alimentada por la fantasía, aquel llamado interno, aquella “llama interna”, que de chicos jugaban con un famoso “cuando sea grande voy a ser…”.? Se habrá perdido o aun está escondida, que más no sea como una pequeña candela que abriga la esperanza de convertirse en una luz que guíe sus futuras aspiraciones?


Adelanto mi conclusión: se encuentra!, está ahí adentro en un estado latente, a la espera de ser avivada por un aire que la fortalezca, y la saque de su estado mudo, pues esta ahogada, cubierta de desesperanza.

Los síntomas de tal ahogo son evidentes pero al ser cada vez más habituales en la conducta de los jóvenes se hacen invisibles a la vista acostumbrada de la rutina.


El no saber que responder a la pregunta de su continuidad de estudios es solo la punta del iceberg… es más ni siquiera se cierran los factores en el ámbito académico (bajo rendimiento, conflictos de conducta, etc.) se puede desplazar a la poca adaptación al ámbito laboral, labilidad en lo afectivo, debilitamiento de los valores y distintos aspectos que nos hablan de toda una estructura que se desmorona ante los impávidos ojos de una sociedad que no se asusta, pues se acostumbró, se adaptó a lo imposible.

Como siempre decimos a la hora de buscar un diagnóstico de algo sintomático: no son válidas las generalizaciones, solo intento hacerlo a partir de un análisis a un recorte de la realidad notoriamente alarmante, si bien no representativa de la mayoría, si lo suficientemente amplia para no dejar de preocuparnos.

Decíamos que existe una especie de ahogo, que no permite oxigenar la llama interna.

Pero lo notable de esa llama es que también se busca afuera, como una guía, como un faro que permita orientar a ese barco de su destino. Y que encontramos ante el ahogo interno y ante la ausencia de valores externos: la nada. Una Nada que denuncia un vació en lo existencial, espacio vital ausente que en su ideal vacante nos antepone ante una angustia que no se tolera, y en su escape encuentra vías alternativas no productivas en su resultado, pero validas en su efecto de desviar la mirada de ese vacío.


Y si… otra vez, nos encontramos en la misma denuncia, en el mismo lugar: la ausencia de valores cristalizada como causa y factor.

Nos encontraremos muchas veces al menos desde estas líneas concluyendo en el mismo punto, por lo cual no intento abordarlo en esta oportunidad. Pero si es mi intención abrir un espacio de reflexión, que cada quien desde su rol, puesto o función medite en que colabora para construir una alternativa y no simplemente resignarse a que las futuras generaciones sean lo que "puedan" ser y la nada no sea una de esas alternativas.

martes, 13 de octubre de 2009

Cuestión de Tiempo



¿Qué es el envejecer? ¿Será un castigo o un premio? En esta nota,
inten­taremos abordar el tema del envejecimiento, pero ya les anticipo una
posible respuesta a la pregunta inicial: No es ni premio ni castigo, es sólo una
consecuencia.

Es que al pa­sar los años en cada una de nuestras eta­pas evolutivas se nos da algo y se nos quita algo. A la volunta­riosa frase de "todo tiempo pasado fue mejor" se le escapa recordar las verdaderas frustraciones y momentos malos que pasamos en cada etapa.


SABER CRECER
Siempre, estamos en la vida crecien­do o desarrollándonos y ambos no son sinónimos sino aspectos madurativos que con suerte diversa se alternan en cada uno.
Dado que el crecimiento como mero envejecimiento de células viene inexo­rablemente, pero la posibilidad de desa­rrollarnos será una opción de que hace­mos para acompañar ese crecimiento.


En cada momento de la vida, lo que dejamos de hacer que debiéramos haber hecho, va ha ser recordado por nuestro cuerpo o nuestra mente. Llevar una buena vida o no poder llevarla, una dieta equilibrada o un ataque gástrico permanente, el poder cuidarse en todo aspecto o el pensar que... "y bue... de algo hay que morir"... para todos los casos (y acá no crean que implica el poseer un buen nivel econó­mico o no, dado que, por ejemplo, no fumar, no comer en exceso o hacer algún tipo de deporte, no es privativo de una clase social determinada).


Por eso la vejez, es una consecuen­cia. Obviamente que sin considerar acci­dentes o situaciones que sobrevengan justo en ese momento, ni tan poco dejar de lado que vivimos en una sociedad que no respeta a los viejos, y que en vez de acompañarlos les hace sentir que están solos y que no sirven para nada. Por suer­te vemos algunos espacios en donde la vejez es un canto a la vida (clubes de jubi­lados, espacios de servicios, voluntaria-, dos, etc.) que nos dan ejemplos de espe­ranza a todos.
Así, en términos generales vemos que envejecer no es más que la conse­cuencia de como llevamos adelante nues­tra vida, que hicimos, que hacemos y que dejamos de hacer. La madurez de cada etapa de nuestra vida viene con la posibi­lidad de haber aceptado los cambios, las ventajas (que las hay) y las limitaciones que vienen (que no son pocas)

El saber envejecer, por lo pronto es toda una virtud que se conquista a lo largo de la vida, pero puede mejorarse con una filosofía adecuada. Sino es sólo consolarse, lamentarse diariamente y reconocer con los años que uno no cam­bia... simplemente empeora.


UNA MIRADA SOBRE LA VEJEZ
Para terminar traigo una parte de un cuento de Paulo Coelho, que bien sirve para reflexionar:
Ana Cintra cuenta que su hijo peque­ño -con la curiosidad de quien oyó una palabra nueva pero no entendió su signi­ficado- le preguntó:


- "Mamá, ¿qué es la vejez?"
En una fracción de segundo antes de responder, Ana hizo un verdadero viaje al pasado. Se acordó de los momentos de lucha, de las dificultades, de las decep­ciones. Sintió todo el peso de la edad y de la responsabilidad sobre sus hombros.
Se volvió para mirar al hijo, que -sonriendo- esperaba su respuesta.
-"Mira mi rostro, hijo," dijo ella. "Es­to es la vejez."
Me imagino al jovencito mirando sus arrugas y la tristeza en sus ojos.
Cuál no fue su sorpresa cuando, des­pués de algunos instantes, el niño le dijo:
-"¡Mamá! ¡Qué bonita es la vejez!".

sábado, 26 de septiembre de 2009

Renacer en cada página del cuaderno de nuestras vidas.


Proponerme cambios… me genera el recuerdo de un cuaderno en blanco.
Si, ¿ se acuerdan cuando de chicos usábamos cuadernos en esos días de aprendizaje ?. ¿Cuántas cosas juntas pretendía esa buena señora de blanco que uno incorporase en su aun inocente y ya atiborrada cabecita?
Y ese cuaderno… ese testigo involuntario de garabateadas apuradas para ir a jugar y del borroneo consecuente sobre el cual dejábamos marcada la cicatriz de la rebeldía y el reproche familiar.
Ese cuaderno, quien también nos recompensaba cuando algún esfuerzo señalado se convertía en pasaporte de felicitaciones y recompensas familiares, cuando al ver ese “Muy Bien” nuestra madre orgullosa, nos hacía vivir las mieles del reconocimiento social en nosotros proyectado.

De esa manera esas hojas de papel se convertían en el puente entre nosotros y los demás. Lo que hiciéramos en ellas serían luego el puente hacia una victoria celebrada o un reproche sentenciado.
Pero que otra cosa era sino, el comienzo de una pagina sino una nueva oportunidad, una invitación al desafío o una excusa para tapar con figuritas grandes o renglones vacíos.

Así pues, cada intento de superación, cada avance que decidimos hacia un objetivo concreto que nos propongamos como valido y necesario, se transforman en cada vuelta de página del cuaderno de nuestras vidas. Un espacio nuevo que nos invita, nos desafía, nos pone a prueba. Nos renueva, sin destruir ni disfrazar lo que somos.


Bien sabemos que nada cambia en sí desde el punto anterior. No olvidamos los garabatos, manchones y borroneadas de las hojas anteriores, del mismo modo que tampoco los dibujos prolijos, las buenas notas e inspiradas narraciones. Si sabemos que cada borroneada fue un intento de mejorar, y que los manchones no nos enorgullecen. Así, enfrentados a esta nueva hoja nos prometemos lograr las más inspiradas respuestas, los más prolijos dibujos y por que no evitar, los posible garabateos y rayones que aprendimos no hacer.

Pero ¿será como cuando éramos chicos que depende de otros las calificaciones?, ¿dependerán nuestros esfuerzos del premio esperado o del reproche que queremos evitar? ¿Seguiremos pensando al igual que de chicos que todo dependerá si la maestra es buena o si nos tiene bronca, o ya habremos aprendido que todo esta en nuestras manos, en nuestras ganas y nuestra voluntad . . . ?


Hoy, ya un poco alejado de aquellos días de la infancia, quiero suponer que pese al “afuera” la situación económica, las malas ondas de los demás y todo lo que podemos usar como contra, hay algo dentro nuestro que quiere cada día ser mejor, que se resiste a los borroneos y tachaduras.


Que aquel beso confiado de mamá, o esa mirada orgullosa de papá, sus ejemplos de servicio y confianza, hoy se transforman en otra mirada, una mirada interna confiada, que se acompaña de un suspiro reconfortante. Sabiendo que su mejor enseñanza es esa, la de estar allí con otros, señalando y ayudándonos, recibiendo y dando miradas, con los demás, avanzando en este camino de la vida…

Así, pues, siempre que lo deseemos comenzamos un nuevo despertar en nuestras vidas.


Como un nuevo aliento que damos a nuestra esperanza, sabiendo que las herramientas están en nosotros, que las fuerzas que alguna vez tuvimos para hacer lo bueno que hicimos, acudirán deseantes al llamado de una nueva oportunidad, para que nos encuentren convencidos, seguros y orgullosos de tener la posibilidad de comenzar a escribir las mejores de las páginas, desde aquí hasta los que nos reste del cuaderno de nuestras vidas.

jueves, 6 de agosto de 2009

Alcoholismo: un suicidio lento ahogándose por las penas.


El consumo de bebidas alcohólicas siempre ha sido parte de las distintas culturas en toda época de la humanidad. En la nuestra en particular muchas canciones modernas y tangos lo aluden.


Pero los límites del consumo de la misma nos presenta una de las peores estadísticas en cuanto a enfermedades derivadas, problemas sociales y representa uno de los factores de muerte mas presente de nuestros días.

En todas las edades.


Desde luego que no todo el que consume alcohol es adicto. Y tampoco lo es aquel que una vez en su vida no pudo controlar esa copa de mas… Es más, es alcohólico quien ya no solo no intenta luchar contra esa copa de mas, sino que no puede dejar de hacerlo en toda ocasión social o solitaria en que esas ganas se presentan.


¿Existen causas para suponer que uno es alcohólico?

Para responder a esa pregunta recordemos que el ser humano es un todo compuesto de tres dimensiones: cuerpo, mente y social.

En ese sentido, no se descartan factores genéticos, que solo juegan como predisposición en algunos casos, no en todos, y aun asi no son determinantes, es decir no sacamos con ello que de todo padre alcohólico tendremos hijos alcohólicos, no necesariamente.


Por ello los otros factores juegan a la par, es decir que tipo de conductas, tratos, forma de comunicación, experiencias han rodeado la crianza del niño, suman a los otros factores para ver que “disposición” existe al consumo.


Finalmente, debemos entender que papel cumple para cada quien el alcohol… para “olvidar penas”, “para divertirnos”, “ para estar mas desinhibido y poder animarme a cosas que de otro modo no las haría”, “para no ser menos..” etc.


Y aca es donde dejamos de generalizar, dado que esta respuesta ira en función a la estructura de base de cada sujeto. Desde luego que se agrupan los casos para hablarnos de fenómenos sociales.


Y uno de los mas preocupantes se da en la juventud.


Y claro, los adultos puestos a juzgar conductas de los jóvenes (con esa tendencia cada vez mas pronunciada a no saber como poner limites) caen en el riesgo de correrse de bando y ser tildados de “buchones”, “amargos”, “jovatos”, etc. calificativos estos que para muchos padres y docentes son deshonrosos y lo bajan del atrio del tipo “piola”, “gamba” o “copado” que tanto quiere edificar en su imagen…


- “Mejor no digamos nada, son jóvenes, son etapas, ellos tienen que pasarla bien… ya se van a dar cuenta solos…”


Y lamentablemente otra muralla cae en el bastión de la enseñanza, mas allá de los valores, en la formación hacia la salud física y psíquica que esta en juego.


- “Pero que exagerado! Tanto jode que tomemos un poco de mas…?“


Bueno, analicemos un poco las consecuencias del alcoholismo:

- factor de muerte primario en el 80% de los accidentes (de todo tipo),

- desorganizador de la estabilidad en forma crónica,

- habilitador directo al consumo de otras drogas,

- generador en corto plazo severas complicaciones hepática y circulatorias, etc.


En el plano social aquello que alguna vez sirvió para integrarte a grupos, lo que hace ahora es dejarte en las mas penosas de las soledades, aumentando (según los casos) la agresividad hacia adentro (melancólica y depresiva) o hacia fuera, derivando en casos de marcada violencia.


A nivel psíquico, involucra paulatinamente una marcada dependencia hacia objetos o personas, baja de la autoestima y aumento de la necesidad de ese “auxilio” para callar la angustia y saciar la ansiedad.


Y podemos seguir con muchas mas consecuencias dado que afecta severa y permanentemente en su exceso la memoria y la concentración, la estabilidad emocional, la capacidad de razonamiento, etc. etc.



Insisto, no es la intención de hacer de esto una discusión moral, estamos hablando de salud, de calidad de vida. Esta claro que son los excesos lo que marca los limites de lo saludable o no.


Pero es importante observar que cuando algo tan peligroso se transforma en diversión y es socialmente aceptado, estamos ante las puertas de otros males que la sociedad enmudecida contempla mirando al espejo su propio suicidio.


Ayudemos a los enfermos, (a nivel personal ayuda psicológica con apoyo familiar, a nivel grupal entidades como Alcohólicos Anónimos posee buenos programas también, etc.) y concienticemos que


"la verdadera diversión es aquella que me permitirá seguir divirtiendo pasado mañana, suponiendo que mi vida no termina esta noche".

sábado, 1 de agosto de 2009

El ocaso del poder ¿Autoritarismo caprichoso o Paternalismo demagógico…?



¿Autoritarismo caprichoso o Paternalismo demagógico…?
¿Serán esas las únicas opciones que el ejercicio del poder nos depara…?

Desde luego que todos deseamos pensar que no, pero como siempre, para poder entender que nos pasa debemos antes entender porque nos pasa.

Nuestra sociedad, nuestra instituciones, se encuentran desde hace bastante tiempo alterada entre esas dos variables: paternalismo y autoritarismo, en realidad dos modos distintos de llamar a la tiranía del poder, dado que ambas ideologías desprecian o desconsideran la capacidad de los subordinados (palabra antipática tal vez, pero que sirve para designar a los que están en un orden inferior en la autoridad).

Y estas "autoridades" (sean quienes fueren: ciudadanos, alumnos, empleados, hijos, etc.) se revelan a esa sola figura de autoridad como un preconcepto negativo ya conformado mentalmente, asociando autoritarismo a la sola idea de autoridad o poder.
De ese modo se desconfía de entrada es decir se prejuzga o directamente… “toda autoridad es culpable hasta que demuestre lo contrario”.

Como contrapartida de esta idea, desde luego genérica pero no generalizada, muchos de los que detentan poder, no saben hacer uso del mismo y pierden la base del mismo que es la autoridad.

¿Que pasa? Bueno, aca arriesgo una hipótesis… el Miedo al Poder.

Usted me dirá…
- ¿acaso un padre le puede tener miedo a su hijo?,
- ¿acaso un referee pude temer de un jugador? O
- ¿acaso un maestro le puede temer al alumno? O
- ¿un policia al posible delincuente?... Me arriesgo a contestar que: SI.

Ante esa imagen deteriorada del poder, el orden se subleva, la norma se pierde o se flexibiliza tanto que el público (por inseguridad) se hace demandante, exigente e injusto hasta tal punto que el sistema se somete a la tiranía del subordinado.

¿Y como reacciona ante tal publico el que detenta ese poder?…obviamente depende de cada caso, pero creo es genérica la idea que prevalece el miedo.

Y ese miedo, según su personalidad, experiencia o capacidad puede derivar hacia tres posibles manifestaciones de acción:

1- la esperada que es aquella que sabe hacer empatía con los mismos, se une a sus mandatos informales sin perder la misión que su rol debe sostener, dándole tanto fuerza a su autoridad formal como la tan importante autoridad informal concedida por su publico.

O dos derivaciones negativas,

2- el autoritarismo caprichoso que obliga a un cumplimiento ciego e irreflexible de la norma, la cual pasa a tener el rol dominante ofreciéndole solo la fuerza de la Autoridad Formal, y deteriorando negativamente la informal. O

3- el paternalismo simplista, cómplice y sumiso a la insubordinación, delegativo en su mandato y deforme en los principio organizacionales que se van diluyendo lentamente a un sistema amorfo y anómalo.

Ahora bien.. ¿ como reconstruimos el poder perdido en las instituciones ?

No sugiero una confianza ciega en quien esta, sino el apoyo suficiente para que no se sienta solo en su poder. Pero exigirle las muestras de consideración participativa y democrática suficiente para que la ceguera no se apodere de la visión de sus mandatos.

Debemos pues, participar, acompañar, sabiendo que a los sistemas solo se los puede mejorar de adentro, no de afuera. Solo podemos pretender cambios en la obra si somos protagonistas, no publico, si somos actores no meros espectadores o críticos de una realidad.

Para quien detenta el poder: capacitación, modestia y actitud reflexiva. Que mejores herramientas para afirmar su autoridad, su responsabilidad y hasta su autoestima funcional en ese rol.

Superar los miedos es la clave de todos los cambios. Y solo la acción combate el miedo…

La angustia apaga, y muchas de las cosas que nos pasan (inconcientemente la mayoría) son meras reacciones equivocadas que producen mayor mal que la realidad que intentamos esconder


miércoles, 29 de julio de 2009

Padre con culpas = 0 / Hijo malcriado= 10


La relación de padres e hijos hoy en día ha invertido las reglas de juego hasta el punto tal, que es valida esa afirmación que dice
"se esta dando la primer generación de hijos que tuvieron miedo a sus padres que ahora son padres que le temen a sus hijos…

Es común oír hablar a padres quejándose que sus hijos son un descontrol, que hacen lo que quieren, que no hay formas de hacerles entender ninguna responsabilidad, etc.
Tan asi que cuando un padre dice sobre un hijo adolescente “¿de donde salio este ?” da la idea de pensar que de pronto se lo cambiaron y que el no tiene nada que ver con este “nenito o nenita” de 14 años … como si los trece años anteriores se lo crió otro y el no tiene nada que ver…
Parece duro, pero es así.

Imaginemos el siguiente dialogo:
- “Padre (o madre) háganse cargo del hijo que tiene, es el resultado de cómo ustedes lo criaron !!!, Basta de echarle la culpa a la sociedad, a la televisión a la computadora, al capitalismo o a Bart Simpson… usted lo ha criado!
- No, no me puede echar a mi la culpa porque… (aca vienen las posibles razones):
  • Yo trabaje todo el día para darle lo mejor a este malagradecido.
  • Yo nunca le hice faltar nada, siempre tuvo todo lo que pedía.
  • Le estuve encima todo el día.
  • Lo mande a natación, a gimnasia, a esgrima, a guitarra, etc.,
  • Etc. y etc.

¿Entonces que se peca por lo que doy o lo que no doy?
¿Por lo que sobra o lo que falta?

¿Es decir nada esta bien o esta todo mal entonces?

Creo que para esto como para muchas otras cosas que pasan por la esfera de lo psíquico, no hay una formula mágica, pero si podemos invocar reglas generales. Entre ellas podemos decir que ningún extremo es bueno, nada en exceso (por mucho o por poco) sirve. Esto lo sabe bien la mama o el papa que trabajan todo el día y no pueden estar junto a su hijo como le gustaría… hacen lo posible! (quien lo duda?), pero aun asi, no pueden ocultar el sentimiento de culpa que ese abandono le produce… Y el nene, ni corto ni perezoso “se venga”… y manipula la situación a su antojo.
Cuanto mas se agrava esta situación si los “depositarios” son los abuelos… anda después a decirle que no a algo, va a salta la "abu" como abogado defensor asignado y vos quedas como la mala de la película.

Otras veces pasa que se esta con el hijo… pero demasiado… y le doy esto y aquello y que no le falto esto que salio en TV o lo llevo al pelotero para que no se aburra… y después se pregunta…

¿Qué le pasa a este chico que no se puede quedar quieto?... o peor “no, en la escuela se aburre mucho, son muy lentos estos docentes”.

Y claro !!! Si el nene lo alimentaste a baterías de ruido, TV, computadoras, Play Station, salidas, salidas y salida… ¿como puede competir el docente con semejante umbral de distracción..? ¿Como cambiarle de su cabeza que todo debe ser “divertido”?

Aca nos surgen las dudas y largamos esas preguntas que hoy parecieran dichas por un fantasma de etiqueta negra y boina verde….
- ¿Quién dijo que el aprender debe ser sinónimo de diversión?
- ¿A quien se le ocurre que el decir “Basta” cuando se abusa de algo esta prohibido?
- ¿Por qué un padre no puede limitar el consumo, uso o tiempos de una actividad determinada (TV, Internet, Videos, etc.)?
- ¿Por qué no ocupa el deporte un lugar más importante en la distracción de los chicos por encima de los caber?


Uhh, ya me imagino una masa de supuestos padres progre haciéndose el haraquiri con estas preguntas “fachas”… Como vamos a tolerar decir NO, Basta, Suficiente, Volve temprano o No salgas ? Eso no es criar en la libertad… eso no esta bien…!!!

Estimada Mamá o Papá no espero mas que haberle despertado la duda, hasta si quiere solo llamarlo a la reflexión, El tema es muy profundo y da para mas.

Pero para terminar por ahora quiero decirle solo algo mas: si después de leer esta nota ha terminado confundida/o, haga algo, su hijo …ya lo sabe !!!

martes, 24 de febrero de 2009

Estilo de vida o Vida de estilo


Estamos en una época dominada por los medios de comunicación. Fácilmente se nos impone una moda, una conducta o un estilo. Estamos mas al tanto de la imagen, de la apariencia que de los valores que detrás de cada quien se esconden.

Es fácil reconocer que cualquier es estrella de televisión, no importa si actúo o si se hizo famoso por ser novia de alguien o protagonizar algún escándalo, y que a partir de su trascendencia masiva adquiere importancia.
Del mismo modo son mas valorados aquellos que poseen cámara sin hacer mas que eso, que los que "hacen" y no son conocidos, no importa que hagan.



Asi, en este mundo de lo aparente y superfluo, se nos presentan diversos modelos de “como actuar” si se quiere pertenecer a ese mundo de lo “actual” y por ende de lo aceptable. O lo que es lo mismo, salir del mundo “descalificante y vergonzoso” de lo no moderno, lo no actual…


Y aquí, en esos factores limitantes de lo que pertenece y no pertenece a lo “actual”, debemos observar que es lo que marca esa moda. Llegados a este punto, y buscando el quid de la cuestión, no sorprenderá saber que la tendencia esta dominada por lo que podemos llamar una “moda
adolescente”.

Razones comerciales, culturales y psicológicas han determinado que nuestra sociedad sea una “sociedad adolescente”.

Esto es, marcada por lo actual, lo rápido, lo efímero e intrascendente, pues todo se acaba en el uso y nada queda en la espera. "Quiero todo ahora y todo ya" (tal la base del principio del placer, citado por Freud para fundamentar las tendencias autodestructivas del ser humano).

Un adolescente, por razones esperables, vive ese mundo de dudas y rápidos cambios con síndromes propios de su edad. Y esta bien que asi sea, por otra parte inevitable mas bien, que asi sea.
    • Pero porque toda una sociedad debe adaptar sus consumos a dichas tendencias…?
    • Porque los niños deben consumir y adoptar conductas que aun no son propias de su desarrollo..?
    • Porque los mayores no aceptan el paso del tiempo y se adecuan a sus espacios en vez de actuar como si la vida terminara hoy…?
Desde luego que las razones comerciales se apuntalan en un mercado mucho más consumista, pues que mejor cliente que aquel que no sabe lo que quiere y compra todo lo que se impone como moda… porque “le tenés que hacer caso a tu sed” ? o "porque lo dulzura no te la quita" ?

Pero mas allá de eso, existen factores que se involucran de índole psicológico, tales como la necesidad de escapar a una realidad agobiante por la vía fácil de la no responsabilidad en la toma de decisiones a largo plazo, y para ello solo importa lo que haga ahora, disfrutar y pasar bien cada momento, es decir evitar los compromisos y los esfuerzos de sostener algo, para evitar asi la idea frustrante del fracaso que esa no concreción inmediata implicaría.


Una falta importante en los recursos que imposibilitan manejar bien la ansiedad, y por ende las consecuencias distorsivas de los mecanismos de defensa son los que se imponen.

Entender esto nos permite analizar situaciones actuales en todos los ámbitos y edades.
Desde porque la mayor frecuencia de fracasos en las parejas, las importantes estadísticas sobre ataque de pánico o síndromes atencionales (ADD) en los chicos, la imposibilidad en los jóvenes de elegir carreras o trabajos o su constante deserción una vez concretado algo.

Desde luego que es un tema más amplio y no se puede abordar en un breve artículo pero, sirve para reflexionar y nuevamente recordar y recordarnos aquella frase:


“Si seguimos haciendo lo que hasta ahora hicimos,
no podemos pretender obtener algo distinto a lo hasta ahora obtenido”


Cada uno a su alcance puede proponer un cambio.
Solo es cuestión de intentarlo y con el ejemplo demostrar que:
es posible.

Tras la red social


"No progresas mejorando lo que ya esta hecho, sino esforzándote por lograr lo que aun queda por hacer."

Desde la perspectiva sistémica, todos somos parte de un engranaje en el cual, queramos o no, afectamos y estamos siendo afectados por otros.


Ya sea en una oficina, un equipo deportivo o una familia, nada de lo que le pase a uno de sus integrantes le es ajeno a otro. Es más, muchas veces lo que le sucede a uno de sus miembros es consecuencia de decisiones (ya sean por acción u omisión) de otros del mismo ámbito en el que se desempeña.


Visto de este modo, cuando la madre viene a terapia trayendo al “nene problema” , lo que tendríamos que analizar no es solo el problema del nene (mucho menos el "NENE PROBLEMA") sino el problema de la familia en sí, en la cual ese nene “hizo síntoma”… es decir saber que el “hilo se corta por lo más delgado” y no es el problema de esa parte, sino del todo.


Es decir, la familia tiene un problema y es ahí ( “el nene” en nuestro ejemplo) en donde se manifiesta el síntoma.


Del mismo modo, podemos ver que muchas veces ese “hilo mas delgado” son las personas que por traumas en su historia, por problemas de defensas bajas por situaciones de duelo (muertes, perdidas de empleo, separaciones,etc.) o circunstancias propias de una etapa de la vida (menopausia, adolescencia, vejez, etc.) se ven expuestos a sintomatizar conflictos psíquicos con mayor predisposición.


Si es así en una familia, no lo es también en otros ámbitos, es decir una escuela, una oficina… una sociedad ?


Desde luego, y eso mismo nos habilita a pensar que nos pasa a nivel social.

Tomemos el caso de la sociedad urbana en estos días. ¿Cómo describiríamos nuestra sociedad? Bien, muy posiblemente la respuesta sea que nos domina un clima de incertidumbre, angustia generalizada por los episodios de violencia y delitos, etc.

Y si todos somos partes de ese entretejido social, vemos como en cada familia repercute ese clima… ¿y como respondemos?
A más angustia, desconcierto e inseguridad, nuestros mecanismos de defensa actúan en cada uno, y según nuestra estructura responderemos siendo más aislados, más reprimidos o simplemente más negadores de nuestra realidad actuando en “contra de todo”, como si con ello estuviéramos “ a favor de algo”.

Ampliaremos en próximos números estos conceptos, dado la importancia que implica el poder conocer que nos pasa…

Ahora una reflexión… ¿Podemos hacer algo? Para pensarlo, leamos a alguien que lucho por un ideal….

"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota." Madre Teresa de Calcuta

lunes, 23 de febrero de 2009

Angustias perdidas y encontradas…¿Qué son y como funcionan los mecanismos de defensa?



Los invito a una charla con mucho contenido de teoría psicoanalítica, pero con una profunda preocupación sobre rasgos de conductas que cada vez son mas frecuentes en nuestra sociedad.

Antes que la angustia aparezca, nuestro YO prepara y genera mecanismos para evadirla, mecanismos fallidos que en última instancia generan otras complicaciones tan o más grave que la angustia que procuro evitar: estos son los mecanismos de defensa.


Esos mecanismos de defensa son provocados por la parte inconciente del YO y son generados automáticamente apenas la ansiedad empieza a invadirnos. Esto se debe a que justamente la ansiedad es la contrapartida psíquica de la angustia, de modo que mientras esta se anuncia en la mente, aquella encuentra su camino en el cuerpo.

Llevado a la vida real… ¿que significa? Simplemente que dentro de las posibilidades que tiene nuestra mente de evitar la angustia, se “disfrazan” aquellas informaciones de la realidad que serian angustiantes de modo que no nos provoquen ese estado.

Ejemplos de ellos son:


  • regresión (reiteramos conductas o comportamientos que son propios de épocas anteriores),

  • negación (actuar como si anda pasara, evitando contactarnos con la realidad),

  • proyección (trasladamos a otros un sentimiento que no aceptamos en nosotros),

  • represión (desalojamos de nuestra conciencia pensamientos perturbadores y desagradables),

  • sublimación (canalizamos nuestra energía en actividades socialmente aceptadas, en vez de aceptarle su camino “censurado”),

  • formación reactiva (transformamos los impulsos de odio en amor excesivo), etc.

Como vemos, los mecanismos nos pueden llevar, como dice la frase popular “de Guatemala a Guatepeor, dado que por evitar un mal nos provocan otros…

Pero si su ineficacia es mala, igualmente preocupante es su no acción y el directo advenimiento de la angustia.

Hoy en día vemos en forma alarmante las estadísticas de casos de ataque de pánico, compulsiones obsesivas, fobias, stress negativo y todo tipo de conducta derivada de un desorden de la ansiedad.
O acaso ¿ya creemos normal ver personas que se aferran en forma incondicional a un trabajo el cual pareciera ser el centro de su existencia?, o ¿que pasa con el descontrol de jóvenes (y no tanto) que procuran “salidas” permanentes con mucha actividad nocturna (con todos o algunos de los condimentos que quieran sumarle)?, sin mencionar la larga lista de adicciones que vemos crecer día a día…

El panorama descripto apuntó a dos realidades:


  1. como funciona nuestro aparato psíquico y

  2. como funciona nuestro mundo hoy.


Desde luego que por el primero mucho no podemos hacer mas que conocer su funcionamiento y observar ciertas conductas (actuando preventivamente o directamente en caso de necesitar asistencia profesional), pero vaya el llamado de atención por el segundo…



Los males de toda persona no son más que el reflejo de una sociedad en crisis.


Crisis de valores, de autoridad, de normas compartidas. Crisis que hacen estragos en los sectores más vulnerables (ya sea por edad o recursos psíquicos). La falta de estos elementos encuentra a adolescentes y jóvenes con terribles vacíos existenciales y ausencia de proyectos, adultos con severas crisis de identidad y desrealizacion, crisis de autoridad (padres ausentes en la ley, que no saben decir que no, poner limites ni educar la autoestima por el amor).

En fin, ampliaremos estos temas en próximas ediciones, no es cuestión de preocuparnos tanto, sino de empezar a ocuparnos en algo…

"No progresas mejorando lo que ya esta hecho,

sino esforzándote por lograr lo que aun queda por hacer." Khalil Gibrán

Adaptaciones y otros vicios.


La vida cotidiana nos somete a presiones, las cuales a veces se ven facilitadas por rutinas, costumbres o respuestas habituales, las cuales si bien nos ayudan, a la larga pueden transformarse en un silencioso enemigo.

El acostumbrarse a algo es propio del ser humano (animal de costumbre que le dicen), pero
¿a cuantas cosas nos acostumbramos que muchas veces no nos sirven?.

Vamos a poner un ejemplo exagerado, pero que dentro de la exageración, nos sirve. Imaginemos que se nos mete una piedra en el zapato. Ahora, tambien supongamos que por algun motivo u otro, no la sacamos. Sentimos el dolor y lo soportamos. Nos incomoda y disimulamos la molestia… Con el tiempo, empezamos a renguear para que no duela tanto el peso en ese pie, sin embargo… no lo sacamos.. y asi pasa el tiempo.

En un momento hasta nos olvidaremos que llevamos la piedra, es más, hasta no nos daremos cuenta que rengueamos y si lo hacemos, ya lo asumimos como algo particular… “nuestra forma de ser”.

Desde luego, amenos que de por vida se de esa sensación de comodidad, en algún momento vamos a querer tener la posibilidad de correr y no podremos, o de caminar como los demás y no podamos… en ese momento sera necesario intentar el cambio.

Bien, desde luego que el ejemplo es exagerado y desagradable, pero como todo ejemplo solo es para ver desde otro punto de vista aquello que tal vez no veamos… por costumbre.


Nuevamente la pregunta



  • ¿a cuantas cosas nos acostumbramos por comodidad y nos
    resulta difícil cambiar? O en todo caso…

  • ¿no sera que por costumbre nos acomodamos de modo tal que ni siquiera vemos la necesidad de cambiar?

Y lamentablemente es asi.
Las posibilidades de cambio son a la par de la voluntad de cambiar. Si realmente estamos convencidos de que estamos bien, nadie nos mueve ni del peor infierno. Desde luego que funciona igual al revez, y si estamos desconformes con lo que tenemos, aun el paraíso nos resulta molesto.

Llegados a este punto usted se preguntará… ¿y que hacemos con lo que nos pasa?

Bueno, ya sabrá la respuesta: si se da cuenta que algo le resulta incomodo, ya empezó a cambiar.

Si no nota que nada esta mal, por mas que el resto le diga lo contrario, nada cambiara. Pero, por último recuerde lo siguiente


“ Si seguimos haciendo lo que hasta ahora hicimos,
tendremos como resultado lo mismo que hasta ahora obtuvimos.”