lunes, 23 de febrero de 2009

Angustias perdidas y encontradas…¿Qué son y como funcionan los mecanismos de defensa?



Los invito a una charla con mucho contenido de teoría psicoanalítica, pero con una profunda preocupación sobre rasgos de conductas que cada vez son mas frecuentes en nuestra sociedad.

Antes que la angustia aparezca, nuestro YO prepara y genera mecanismos para evadirla, mecanismos fallidos que en última instancia generan otras complicaciones tan o más grave que la angustia que procuro evitar: estos son los mecanismos de defensa.


Esos mecanismos de defensa son provocados por la parte inconciente del YO y son generados automáticamente apenas la ansiedad empieza a invadirnos. Esto se debe a que justamente la ansiedad es la contrapartida psíquica de la angustia, de modo que mientras esta se anuncia en la mente, aquella encuentra su camino en el cuerpo.

Llevado a la vida real… ¿que significa? Simplemente que dentro de las posibilidades que tiene nuestra mente de evitar la angustia, se “disfrazan” aquellas informaciones de la realidad que serian angustiantes de modo que no nos provoquen ese estado.

Ejemplos de ellos son:


  • regresión (reiteramos conductas o comportamientos que son propios de épocas anteriores),

  • negación (actuar como si anda pasara, evitando contactarnos con la realidad),

  • proyección (trasladamos a otros un sentimiento que no aceptamos en nosotros),

  • represión (desalojamos de nuestra conciencia pensamientos perturbadores y desagradables),

  • sublimación (canalizamos nuestra energía en actividades socialmente aceptadas, en vez de aceptarle su camino “censurado”),

  • formación reactiva (transformamos los impulsos de odio en amor excesivo), etc.

Como vemos, los mecanismos nos pueden llevar, como dice la frase popular “de Guatemala a Guatepeor, dado que por evitar un mal nos provocan otros…

Pero si su ineficacia es mala, igualmente preocupante es su no acción y el directo advenimiento de la angustia.

Hoy en día vemos en forma alarmante las estadísticas de casos de ataque de pánico, compulsiones obsesivas, fobias, stress negativo y todo tipo de conducta derivada de un desorden de la ansiedad.
O acaso ¿ya creemos normal ver personas que se aferran en forma incondicional a un trabajo el cual pareciera ser el centro de su existencia?, o ¿que pasa con el descontrol de jóvenes (y no tanto) que procuran “salidas” permanentes con mucha actividad nocturna (con todos o algunos de los condimentos que quieran sumarle)?, sin mencionar la larga lista de adicciones que vemos crecer día a día…

El panorama descripto apuntó a dos realidades:


  1. como funciona nuestro aparato psíquico y

  2. como funciona nuestro mundo hoy.


Desde luego que por el primero mucho no podemos hacer mas que conocer su funcionamiento y observar ciertas conductas (actuando preventivamente o directamente en caso de necesitar asistencia profesional), pero vaya el llamado de atención por el segundo…



Los males de toda persona no son más que el reflejo de una sociedad en crisis.


Crisis de valores, de autoridad, de normas compartidas. Crisis que hacen estragos en los sectores más vulnerables (ya sea por edad o recursos psíquicos). La falta de estos elementos encuentra a adolescentes y jóvenes con terribles vacíos existenciales y ausencia de proyectos, adultos con severas crisis de identidad y desrealizacion, crisis de autoridad (padres ausentes en la ley, que no saben decir que no, poner limites ni educar la autoestima por el amor).

En fin, ampliaremos estos temas en próximas ediciones, no es cuestión de preocuparnos tanto, sino de empezar a ocuparnos en algo…

"No progresas mejorando lo que ya esta hecho,

sino esforzándote por lograr lo que aun queda por hacer." Khalil Gibrán

Adaptaciones y otros vicios.


La vida cotidiana nos somete a presiones, las cuales a veces se ven facilitadas por rutinas, costumbres o respuestas habituales, las cuales si bien nos ayudan, a la larga pueden transformarse en un silencioso enemigo.

El acostumbrarse a algo es propio del ser humano (animal de costumbre que le dicen), pero
¿a cuantas cosas nos acostumbramos que muchas veces no nos sirven?.

Vamos a poner un ejemplo exagerado, pero que dentro de la exageración, nos sirve. Imaginemos que se nos mete una piedra en el zapato. Ahora, tambien supongamos que por algun motivo u otro, no la sacamos. Sentimos el dolor y lo soportamos. Nos incomoda y disimulamos la molestia… Con el tiempo, empezamos a renguear para que no duela tanto el peso en ese pie, sin embargo… no lo sacamos.. y asi pasa el tiempo.

En un momento hasta nos olvidaremos que llevamos la piedra, es más, hasta no nos daremos cuenta que rengueamos y si lo hacemos, ya lo asumimos como algo particular… “nuestra forma de ser”.

Desde luego, amenos que de por vida se de esa sensación de comodidad, en algún momento vamos a querer tener la posibilidad de correr y no podremos, o de caminar como los demás y no podamos… en ese momento sera necesario intentar el cambio.

Bien, desde luego que el ejemplo es exagerado y desagradable, pero como todo ejemplo solo es para ver desde otro punto de vista aquello que tal vez no veamos… por costumbre.


Nuevamente la pregunta



  • ¿a cuantas cosas nos acostumbramos por comodidad y nos
    resulta difícil cambiar? O en todo caso…

  • ¿no sera que por costumbre nos acomodamos de modo tal que ni siquiera vemos la necesidad de cambiar?

Y lamentablemente es asi.
Las posibilidades de cambio son a la par de la voluntad de cambiar. Si realmente estamos convencidos de que estamos bien, nadie nos mueve ni del peor infierno. Desde luego que funciona igual al revez, y si estamos desconformes con lo que tenemos, aun el paraíso nos resulta molesto.

Llegados a este punto usted se preguntará… ¿y que hacemos con lo que nos pasa?

Bueno, ya sabrá la respuesta: si se da cuenta que algo le resulta incomodo, ya empezó a cambiar.

Si no nota que nada esta mal, por mas que el resto le diga lo contrario, nada cambiara. Pero, por último recuerde lo siguiente


“ Si seguimos haciendo lo que hasta ahora hicimos,
tendremos como resultado lo mismo que hasta ahora obtuvimos.”