viernes, 2 de abril de 2010

Ansiedades de nuestros días.


¿Porque se nos hace cada vez más difícil manejar la ansiedad...? ¿Porque cada vez son más los que se sienten ahogados, deprimidos, perturbados con pensamientos agobiantes o tal vez exaltados, acelerados y llenos de dolores?

Y no es una observación apresurada, usted lo habrá notado; y ya no solo hablamos de gente adulta, jóvenes, adolescentes y hasta niños se ven perturbados por un mal manejo de la ansiedad.

Analicemos dos vías de posibilidades:
Por un lado nos preguntamos si las variables de exigencia cotidiana, vistas en la presión por “ser” o “tener”, nos han llevado a situaciones que ya no son controlables por nuestro Yo, dado que no se han dado a la par las herramientas para fortalecerlo.
Por otro, podemos suponer que las presiones no han variado tanto sino que al propio Yo se no las compensa con sus propias fortalezas y de ese modo toda carga se hace demasiado pesada.

En ese sentido lo más trágico sería suponer que ambas situaciones se nos presenten a la vez. Y para muchos casos,- y en función a mi experiencia en consultorio-, me animo a pensar que es así.

Esta sociedad de consumo, exitista y desvalorizadora ha instalados “gérmenes” puntuales que deterioraron no solo el sistema de valores societario y familiar, sino que ha generado pautas y modelos ideales cada vez más distantes e irrealizables. Han demarcado individuos exigidos por un Yo Ideal a alcanzar con metas ficticias e inadecuadas, con la consiguiente frustración, desanimo y perdida de la autoestima que ello acarrea.

Por ahora creo que la clave esta, y utilizando una expresión futbolera, "que paremos un poco la pelota", tomemos aire y le demos marcha hacia adelante. Pero teniendo cuidado, de no dejarnos seducir por “arcos” imposibles.
Con metas claras y confiadas en nuestros propios recursos, seguro lograremos hacer los goles que deseamos de nuestra vida.

Como siempre les digo, este es un espacio de reflexión en donde cada uno puede sostener su punto de vista, me gustaría conocer los suyos.