jueves, 6 de agosto de 2009

Alcoholismo: un suicidio lento ahogándose por las penas.


El consumo de bebidas alcohólicas siempre ha sido parte de las distintas culturas en toda época de la humanidad. En la nuestra en particular muchas canciones modernas y tangos lo aluden.


Pero los límites del consumo de la misma nos presenta una de las peores estadísticas en cuanto a enfermedades derivadas, problemas sociales y representa uno de los factores de muerte mas presente de nuestros días.

En todas las edades.


Desde luego que no todo el que consume alcohol es adicto. Y tampoco lo es aquel que una vez en su vida no pudo controlar esa copa de mas… Es más, es alcohólico quien ya no solo no intenta luchar contra esa copa de mas, sino que no puede dejar de hacerlo en toda ocasión social o solitaria en que esas ganas se presentan.


¿Existen causas para suponer que uno es alcohólico?

Para responder a esa pregunta recordemos que el ser humano es un todo compuesto de tres dimensiones: cuerpo, mente y social.

En ese sentido, no se descartan factores genéticos, que solo juegan como predisposición en algunos casos, no en todos, y aun asi no son determinantes, es decir no sacamos con ello que de todo padre alcohólico tendremos hijos alcohólicos, no necesariamente.


Por ello los otros factores juegan a la par, es decir que tipo de conductas, tratos, forma de comunicación, experiencias han rodeado la crianza del niño, suman a los otros factores para ver que “disposición” existe al consumo.


Finalmente, debemos entender que papel cumple para cada quien el alcohol… para “olvidar penas”, “para divertirnos”, “ para estar mas desinhibido y poder animarme a cosas que de otro modo no las haría”, “para no ser menos..” etc.


Y aca es donde dejamos de generalizar, dado que esta respuesta ira en función a la estructura de base de cada sujeto. Desde luego que se agrupan los casos para hablarnos de fenómenos sociales.


Y uno de los mas preocupantes se da en la juventud.


Y claro, los adultos puestos a juzgar conductas de los jóvenes (con esa tendencia cada vez mas pronunciada a no saber como poner limites) caen en el riesgo de correrse de bando y ser tildados de “buchones”, “amargos”, “jovatos”, etc. calificativos estos que para muchos padres y docentes son deshonrosos y lo bajan del atrio del tipo “piola”, “gamba” o “copado” que tanto quiere edificar en su imagen…


- “Mejor no digamos nada, son jóvenes, son etapas, ellos tienen que pasarla bien… ya se van a dar cuenta solos…”


Y lamentablemente otra muralla cae en el bastión de la enseñanza, mas allá de los valores, en la formación hacia la salud física y psíquica que esta en juego.


- “Pero que exagerado! Tanto jode que tomemos un poco de mas…?“


Bueno, analicemos un poco las consecuencias del alcoholismo:

- factor de muerte primario en el 80% de los accidentes (de todo tipo),

- desorganizador de la estabilidad en forma crónica,

- habilitador directo al consumo de otras drogas,

- generador en corto plazo severas complicaciones hepática y circulatorias, etc.


En el plano social aquello que alguna vez sirvió para integrarte a grupos, lo que hace ahora es dejarte en las mas penosas de las soledades, aumentando (según los casos) la agresividad hacia adentro (melancólica y depresiva) o hacia fuera, derivando en casos de marcada violencia.


A nivel psíquico, involucra paulatinamente una marcada dependencia hacia objetos o personas, baja de la autoestima y aumento de la necesidad de ese “auxilio” para callar la angustia y saciar la ansiedad.


Y podemos seguir con muchas mas consecuencias dado que afecta severa y permanentemente en su exceso la memoria y la concentración, la estabilidad emocional, la capacidad de razonamiento, etc. etc.



Insisto, no es la intención de hacer de esto una discusión moral, estamos hablando de salud, de calidad de vida. Esta claro que son los excesos lo que marca los limites de lo saludable o no.


Pero es importante observar que cuando algo tan peligroso se transforma en diversión y es socialmente aceptado, estamos ante las puertas de otros males que la sociedad enmudecida contempla mirando al espejo su propio suicidio.


Ayudemos a los enfermos, (a nivel personal ayuda psicológica con apoyo familiar, a nivel grupal entidades como Alcohólicos Anónimos posee buenos programas también, etc.) y concienticemos que


"la verdadera diversión es aquella que me permitirá seguir divirtiendo pasado mañana, suponiendo que mi vida no termina esta noche".

sábado, 1 de agosto de 2009

El ocaso del poder ¿Autoritarismo caprichoso o Paternalismo demagógico…?



¿Autoritarismo caprichoso o Paternalismo demagógico…?
¿Serán esas las únicas opciones que el ejercicio del poder nos depara…?

Desde luego que todos deseamos pensar que no, pero como siempre, para poder entender que nos pasa debemos antes entender porque nos pasa.

Nuestra sociedad, nuestra instituciones, se encuentran desde hace bastante tiempo alterada entre esas dos variables: paternalismo y autoritarismo, en realidad dos modos distintos de llamar a la tiranía del poder, dado que ambas ideologías desprecian o desconsideran la capacidad de los subordinados (palabra antipática tal vez, pero que sirve para designar a los que están en un orden inferior en la autoridad).

Y estas "autoridades" (sean quienes fueren: ciudadanos, alumnos, empleados, hijos, etc.) se revelan a esa sola figura de autoridad como un preconcepto negativo ya conformado mentalmente, asociando autoritarismo a la sola idea de autoridad o poder.
De ese modo se desconfía de entrada es decir se prejuzga o directamente… “toda autoridad es culpable hasta que demuestre lo contrario”.

Como contrapartida de esta idea, desde luego genérica pero no generalizada, muchos de los que detentan poder, no saben hacer uso del mismo y pierden la base del mismo que es la autoridad.

¿Que pasa? Bueno, aca arriesgo una hipótesis… el Miedo al Poder.

Usted me dirá…
- ¿acaso un padre le puede tener miedo a su hijo?,
- ¿acaso un referee pude temer de un jugador? O
- ¿acaso un maestro le puede temer al alumno? O
- ¿un policia al posible delincuente?... Me arriesgo a contestar que: SI.

Ante esa imagen deteriorada del poder, el orden se subleva, la norma se pierde o se flexibiliza tanto que el público (por inseguridad) se hace demandante, exigente e injusto hasta tal punto que el sistema se somete a la tiranía del subordinado.

¿Y como reacciona ante tal publico el que detenta ese poder?…obviamente depende de cada caso, pero creo es genérica la idea que prevalece el miedo.

Y ese miedo, según su personalidad, experiencia o capacidad puede derivar hacia tres posibles manifestaciones de acción:

1- la esperada que es aquella que sabe hacer empatía con los mismos, se une a sus mandatos informales sin perder la misión que su rol debe sostener, dándole tanto fuerza a su autoridad formal como la tan importante autoridad informal concedida por su publico.

O dos derivaciones negativas,

2- el autoritarismo caprichoso que obliga a un cumplimiento ciego e irreflexible de la norma, la cual pasa a tener el rol dominante ofreciéndole solo la fuerza de la Autoridad Formal, y deteriorando negativamente la informal. O

3- el paternalismo simplista, cómplice y sumiso a la insubordinación, delegativo en su mandato y deforme en los principio organizacionales que se van diluyendo lentamente a un sistema amorfo y anómalo.

Ahora bien.. ¿ como reconstruimos el poder perdido en las instituciones ?

No sugiero una confianza ciega en quien esta, sino el apoyo suficiente para que no se sienta solo en su poder. Pero exigirle las muestras de consideración participativa y democrática suficiente para que la ceguera no se apodere de la visión de sus mandatos.

Debemos pues, participar, acompañar, sabiendo que a los sistemas solo se los puede mejorar de adentro, no de afuera. Solo podemos pretender cambios en la obra si somos protagonistas, no publico, si somos actores no meros espectadores o críticos de una realidad.

Para quien detenta el poder: capacitación, modestia y actitud reflexiva. Que mejores herramientas para afirmar su autoridad, su responsabilidad y hasta su autoestima funcional en ese rol.

Superar los miedos es la clave de todos los cambios. Y solo la acción combate el miedo…

La angustia apaga, y muchas de las cosas que nos pasan (inconcientemente la mayoría) son meras reacciones equivocadas que producen mayor mal que la realidad que intentamos esconder